Parecía un día normal, pero mi cabeza opto, para variar, por pensar en él. Me encontraba sentado en el mismo lugar de siempre, frente al mar, y comencé a pensar sobre si él mirara a otras personas, si sus ojos no solo se fijan en mi, yo se que yo e mirado a los tíos y e pensado, ¡dios, que guapo!, pero nunca lo mire con los ojos de deseo que yo le miro a él, ¿él los mirara así o los mirara con la misma mirada que ami?, todo eran dudas sin parar, y para colmo, ese hombre que se hacia llamar cupido, de repente, estaba a mi lado...
-Tienes miedo por lo que te han echo pasar, pero tienes que pasar página, no todas las personas son iguales.
-Pero es que no veo diferencia en como mira a los demás, con como me mira a mi.-Dije casi llorando.
-Llevas mucho tiempo haciendo tú lo mismo, por ello crees que los demás también lo harán - Dijo dándome un pañuelo.
-Pero él trata mejor a los demás, y les da mas cariño- Dije secando esas pequeñas lagrimas.
-¿Y tú? ¿Qué le das a él?- Sonrió.
-Llevas razón, recibo lo que doi...-Dije desanimado.
-Ademas, si él fuera cociente, y lo suficientemente humano, te diría que mira a los demás igual que a ti, o te diría que ya no te quiere.
-¿Y si no es lo suficientemente humano?-Pregunte preocupado.
-Si no lo fuera te estaría pegando.-Diciendo esto se esfumo.
Me levante de allí decidido a pensar diferente, pero aun tenia muchas dudas sobre el amor.