Tú que me despiertas todas las mañanas, cierto es que no me traes el desayuno a la cama, pero para compensar me cantas una leve sintonia, me encanta escucharte por en la calle, asomarme por la pequeña reja y verte danzar sin pensar, pero hoy me di cuenta que la hojas ya caían y me asome para ver tu partida, vi que ibas en compañía, y yo aquí sigo preso en esta cárcel, esperando a que vuelvas joven golondrina.
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