Allí estaba yo, sentado en ese banco mohoso, cuando un abuelo se sentó a mi lado. Era una tarde de otoño, los arboles se desojaban, las flores se marchitaban, el frió nos helaba,.... Él abuelo me miro y me dijo:
-Sonríe, que la vida es un ciclo del cual todo termina.
-Pero ella me quiere.
-Eso dijo el árbol y perdió sus hojas...
Sonreí, y me dispuse a caminar por el camino que me vio partir, y así fui feliz.
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